Buhardilla

Buhardilla

sábado, 11 de agosto de 2012

CARTAS QUE NUNCA LEERÁS















CARTAS QUE NUNCA LEERÁS”

HOLA AMIGOS:


Este, es mi último  mi libro: “CARTAS QUE NUNCA LEERÁS”
Quiero compartirlo con Uds.: No tienen destinatario ni destino. Cada cual, puede ser el autor. Su destino, puede ser, cualquier punto del mundo.

El que quiera, puede escribirlas o recibirlas, depende de sus sentimientos. Son de Uds. para Uds. desde mi mundo de sueños y fantasía.

La Autora:


Eva Margarita


(1)


(10.15 de mi noches, 4.15 de tu amanecer) (1)
Diciembre 7:
De nuevo te estoy escribiendo, no sabrás que lo hago, pero yo soñaré, conque la leerás y serás feliz con ella.

Soñaré que me amas, soñaré que estamos juntos, soñaré que no has muerto. Y volveré a viajar en mi alfombra mágica por los cielos. Llegaré hasta tu tierra, caminare por las calles de tu Ciudad y llegaré hasta ti, te miraré y sin rosarte siquiera, tocaré tu rostro, acariciaré tus labios con mis labios, y al verte sonreír en tu sueño tranquilo, sabré que eres feliz.

Ya comenzó la navidad, ya pronto comenzara el invierno. Y Como siempre el otoño ha marcado mi vida, al perderte.

¿Recuerdas nuestro sueño, inventado por ti, y soñado por mí? Ya no será realidad.

No estaremos juntos en estos días de inviernos, en el gran sofá de tu salón al frente de la chimenea prendida, En tus brazos, reclinada en tu pecho, con los ojos cerrados, y en silencio. No sentiré tus brazos alrededor de mi cuerpo, ni tu olor, ni tu calor, ni tu fuerza.

No sentirás mi ternura, mi perfume, mi suavidad al darte un pequeñito beso en tu mejilla, o en tus labios o en tus ojos (para que no me hagas trampa) y los tengas, cerrados, como yo.

¡Qué lástima! Simplemente, no seremos felices! Ni tú, ni yo.

Mañana volveré a escribirte. Volveré hacerlo todos los días, como cuando vivías. Volveré a soñar con tu cariño, y con cada pedacito de los recuerdos que han quedado en mí. Y volveré a ser hada del amor, princesita, brujita. La mujer que la magia del amor, de tu amor, convirtió en niña…

No lo tomes como locura. No lo es. Tampoco, es una obsesión. Menos, un capricho. Solamente, el deseo de dejar un recuerdo de un maravilloso sueño de verano.

Además, tú jamás las leerás, esa es la realidad. Pues, has muerto. Pero tu espíritu, tu esencia, estará muy cerca de mí, como la mía, te acompañara siempre. Y en tu mundo, sentirás mi voz, percibirás, mi perfume y mis ojos, serán parecidos a otros ojos, y mi figura será semejante a la de cualquier mujer, que pase a tu lado.

Mañana… O… Cualquier otro día te escribiré de nuevo a esta misma hora como siempre, te escribiré,

Mar



(2)


}




(9.10 de mi noche, 3.10 de tu amanecer) (2)

 Diciembre 8:
Te prometí ayer, que volvería a escribirte hoy. Te preguntarás: ¿Por qué lo haces si yo no existo? Y yo, te contesto: Si existes, aunque estés muerto, si existes. Ya que dejaste un gran legado en mí.

Dejaste el recuerdo de ser mi “sueño, convertido en realidad”. Ese sueño que de niña tenía. Y en mi inocencia, te veía llegar, tal cual eres. Eras. Ángel” que con el paso de los años, evolucionaba y se convertía en ese hombre al que amaría por siempre y para siempre. Pero no llegabas. Pasaba el tiempo y no te encontraba en ninguna parte del mundo. En ningún desconocido veía tu rostro y menos, tu figura. Ninguno, eras tú. Ni física, ni mental, ni intelectual, ni espiritualmente, eras tú.

Y Te conocí, cuando ya no te buscaba, cuando menos lo esperaba. Me enseñaste amarte, me enseñaste a quererte y fui feliz muy feliz. Mis sueños fueron distintos. Entraste a mi mundo, a mi exclusivo mundo. A ese mundo creado por mí, para mí y para ti, si llegabas algún día y fui feliz y tú, fuiste feliz… Y… Ahora… Que estás muerto, tú recuerdo y mi dolor, lo he bregado a sepultar en parajes hermosos soñados por los dos.

Y fui a la playa, estuve en el mar. En la montaña. Busque tus huellas en todos los lugares. Recorrí todos mis recuerdos. Y ahí estas, ¡vivo!... Pero muerto…

No te olvidaré. Esto, es imposible. Mi vida seguirá su curso. Sola… Sonriente… “Feliz” y cada noche te escribiré y soñaré que viajo por el infinito, para acompañarte en tu amanecer, acariciaste muy suave y delicadamente, darte un beso, que siempre, en tu mundo, sentirás en tus mejillas o en tus labios.

Mañana… U… Otro día,  te escribiré de nuevo… En mi noche, en tu amanecer…

Mar



(3)







(10 de mi noche 4 de tu amanecer) (3)

 Enero 28:

 De nuevo estoy acá, escribiéndote:

Te había prometido hacerlos todas mis noches, todos tus amaneceres, pero no, no lo cumplí. No pude, era demasiado para mí. Sí tengo la certeza que no leerás mis cartas, que no existes, que estás muerto. ¿Cómo podía día a día seguir soñando de que no era así?  No pude. Volví a escapar. Busque el refugio de siempre, huir, a cualquier parte. Nunca estuviste en mi refugio y te encuentro en el, en todas, partes. ¡Tú presencia, tu perfume, tus fotos, tus cartas. Todo te trae a mí!

Y recuerdo… Cuando te conocí, cuando de las pequeñas nota pasamos, sin darnos cuenta, a nuestras cartas, largas llenas de sueños, de fantasía, de mimos, de amor.

Cuando en la mañana, me despertaba para encontrarte ya metido en mi vida haciendo parte de ésa, mi rutina y yo, hacía  parte de la tuya. Ese desearme un feliz día, ese beso y ese abrazo, con el que compartíamos mis primeras horas y tu tarde. Cuando tu ternura rebosaba y  parecía, un río desbordado. Cuando ya habías leído mi carta de mi noche, de tu amanecer y conocías el sabor de mis besos y la suave caricia de mis manos recorriendo tu rostro, mientras dormías.

Hoy, solo quiero recordar esta parte, solo esta. No quiero recordar más.

No sabes lo que sufro, no sabes, ni lo sabrás nunca  cuanto te amo. Todavía no entiendo, el por qué partiste, por qué la muerte termino con tu cariño, con tu amor. Por qué algo tan lindo ya no existe. ¿Fue un sueño? ¿Fue una mentira? ¿Fue un juego de mi imaginación? No… Fue real… Fue cierto… Lo viví… No lo soñé… Pero desapareciste… la Muerte le ganó la partida a la vida. El invierno… Cuando llega el amor… Volvió a perder.  El otoño, lo sepulto, después de un lindo verano y nunca vivió la primavera. ¡Pobre nuestro amor! Solitario, yerto, murió, antes de tiempo, como nació. Fuera también, de tiempo. ¡Pobre nuestro amor! ¡Pobre!... Te amo, pero no podrás  ya saberlo nunca… Nunca... Nunca… 
   
Mar
 (4)





(9.30 de mi noche, 3.30 de tu amanecer) (4)
 Febrero 1:      
“En mi última carta me prometí que no volvería a recordarte, a recordar lo vivido contigo pero no, acá estoy de nuevo escribiéndote y recordándote”.

Creí que podía jugar tu nuevo juego, pero no. No pude… Me declare vencida y me retire...

¿Recuerdas que te lo dije?

¡Busque el olvido por  el mundo, reconstruí  mi niñez, mi juventud, busque nuevos sueños!

¡Creé nuevas cosas, nuevas ilusiones, nuevos intereses!  Pero... No pude...

Se,  que es una locura, una incesantes, un absurdo, una estupidez, para no decir nada más fuerte y más apropiado.  Pero no encontré lo que buscaba, no encontré el olvido a una linda locura, que tú me hiciste vivir.

 La pregunta que me hago es: ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué necesidad tenías de demostrarte a ti mismo de lo que eras capaz como hombre? ¿Por qué esa inseguridad en ti mismo?  ¿A quién tenías que demostrarle lo maravilloso Don Juan que eras? ¿Por qué jugaste conmigo? ¿Con mis sentimientos, con mis ilusiones? ¿Por qué me hiciste soñar? ¿Por qué despertaste en mí, a la mujer que estaba dormida y tranquila viviendo su vida serenamente y la hiciste soñar y vivir de nuevo? ¿Por qué esa crueldad? ¿Ese sadismo? ¿Yo que te hice?  ¡Parece una venganza! Lo único que te puedo decir: Es que ganaste. No me has destruido, pero ganaste. Y yo, no puedo sufrir más. 

Llegó la muerte para ti. Y... No seguiré jugando...

Pero... Ahora... Juego... A no sentir nada. A ser indiferente.  ¡No...Juego a nada..!. No me importa nada.  No puedo… No… Puedo… Seguir  jugando a que estas vivo  y  que me amas.

¿Cómo es posible que te siga tratando como si estuvieses vivo? ¡Qué ilusa soy!

Una vez te dije que no era masoquista y no quería aprender hacerlo. Pero... ¿Te imaginas? Lo intente, pero no puede... No puedo. Entonces…. Me retiro del fuego… Te Olvido. Tengo que olvidarte... ¡Estás muerto!

Todo esto te lo dije, cuando aún tu corazón latía, cuando tu sonrisa, tus risas  y la suavidad de tu voz sonaban en mis oídos, cuando… Cuando, aún decías que me amabas y estabas vivo.

Ahora no se si sufro, o si yo también estoy muerta, no sé si vivo o solo sobrevivo. Que mal me hiciste y cuanto te amé. Y te amo. Pero la muerte llegó para ti y tengo, debo, dejarte partir.

Mañana también, en mi noche en tu amanecer u otro día, volveré a escribirte, volveré a recordar todo aquello tan lindo y maravilloso que vivimos.

Hasta entonces, hasta mi nueva noche, hasta tu nuevo amanecer.

Mar

(5)






(10.25  de mi noche, 4.25 de tu amanecer) (5)
Febrero 9:

He intentado no seguir escribiéndote, en mis noches, en tus amaneceres.
 Pero no… La promesa que un día me hice  a mí misma, más que a ti, de seguir haciéndolo. No la he  cumplido, pero tampoco la he dejado. No puedo… Tu recuerdo vive en mí. Vives… Sigues viviendo y te amo… Ahora me pregunto… ¿Por qué te amo?  Por qué te amé? ¿Voy a seguir presa de este sentimiento?

Yo… Solo, te amé, solo creí, solo escuche tu voz… Y soñé… Me transporte a mi mundo de ilusiones, de fantasía y viví de nuevo.

Ahora, han pasado los días. “Hubo una pausa”. Y en mi  mundo y en mis sueños, volvimos a estar juntos, volvimos a reírnos, volvimos a escucharnos y volviste a morir.

Y me pregunto… ¿Qué es lo  pasa?  Vuelves, a mis pensamientos,  y desapareces.  Vienes a mí y vuelvo a perderte… Aun estando muerto…

Y recuerdo… Cuando me contaste de que habías  inventaste la hora de tus sueños, tu hora mágica, cuando leías mis cartas imitando mi voz de niña consentida,  contemplada y mimada (según tu) y en voz alta, repetías todo lo que yo te escribía.

 Recuerdo, cuando me llamabas y me hacías reír todo el rato, cuando no te importaba que las horas pasaran. Cuando me prometías un invierno feliz en tus brazos, al frente de una  linda chimenea, en un pueblo lejano pequeñito y muy blanco.

Cuando no existía el ayer, cuando no existía el presente, que solo, para ti y para mí, existía el futuro. Solo el futuro...

 El futuro, se convirtió en presente y todo se perdió en la nada.  No sé qué paso…  No se…

Mar








Por ahora amigos, no compartiré con Uds. más de mi libro.

 "Cartas que Nunca Leerás".

 Pero les aseguro, que continuará…Y las conocerán.

La autora:



Eva Margarita

                                                                                                                                                                


                                                                                                                                                        
                                                                                                                                                                                                            

No hay comentarios:

Publicar un comentario