Buhardilla

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miércoles, 16 de enero de 2013

"COINCIDENCIAS" "Historia de amor"


Historia  de Amor






"COINCIDENCIAS"
Hola amiga:

Nuevamente estoy acá y voy a contarte algo muy especial que me ha pasado.

 Era martes trece. La mañana estaba hermosa, el sol salía por el oriente, mientras la luna se ocultaba por el occidente.

Días antes, de esto tan raro que he vivido. Ya había tenido una experiencia muy especial.

Se me presento la oportunidad de hablar con un hombre encantador. (Por motivos solamente de negocios, de trabajo) Pero el sonido de su voz era dulce, tierno, cariñoso, amable, inteligente, fino.

 En su vocabulario demostraba que era  todo un caballero.  Era, como un ser irreal. Auténtico, franco,  sencillo, fresco.  No lo sé. Su voz, era como un murmullo que arrullaba, calmaba. Cada problema, aunque fuese comercial, parecía fácil.  Toda palabra tenía vida propia, y brillaba cada una de ellas con su propia luz. Te imaginas amiga? ¿Cada palabra brillando con su propia luz? ¡Y lo que ocurriría esa mañana, sería más espectacular. Más increíble!

Salí en el coche para hacer una vuelta relacionada con mi trabajo, que tenía pendiente. No me demoré en ella y se me ocurrió, ir por mi amiga y Secretaria. Como estaba tan lejos de donde ella vivía, lo tome como un paseo.

Faltaban unas cuantas cuadras para llegar a la casa y tome la avenida. Iba escuchando música y pensando en ese hombre, que conocería al día siguiente.

Como te contaba:

Cogí la avenida. Es la  de tres carriles. Todos los coches que estaban al lado y lado del mío, me  dejaron y me  tocó el semáforo.( Iba  por el carril central  para seguir derecho) Los carriles de los lado, tú conoces el camino. Uno, es para voltear a la izquierda y el otro, para voltear a la derecha.   El de la derecha, estaba vacío.

Callada, preocupada, un poco elevada. No me di cuenta que al carril de la derecha, llegó un carro Volkswagen, el llamado escarabajo. Azul, igual al color del mío.  El señor que lo manejaba, me miraba. Yo también lo mire y pensé: ¿Un escarabajo? Debe de ser coleccionista, pues éste coche ya lo dejaron de fabricar y se está convirtiendo en un clásico.

Sentía que me seguía mirando. Y ya, no pude quitar los ojos de él. Pensé: A este señor lo conozco. ¿Pero dónde? ¿En la TV? ¿En el Periódico? ¿En un centro comercial? ¿En dónde? Él, no había dejado de hacerlo. El semáforo cambio. Volteó sin dejar de mirarme y yo seguí derecho. Pensé: Tiene clase y nunca nos volveremos a ver, que lástima. Pero lo que pasó en mí, no era natural, quedé con un sentimiento muy especial, muy raro.  Pero nunca sabría quién era el.  

 Ahora, no solo estaba preocupada por el encuentro  con el Señor, el de la linda voz y con el que solo había hablado de temas comerciales y  de negocios. Sino también, por este otro hombre, que sin ser lindo, pero si, elegante y con  unos ojos de todos los matices del arco iris, como el cielo de esa mañana, me había dejado intrigada.

¿Qué me estaba pasando?  Con el primero, nuestra relación sería únicamente de negocios, si me gustaba su desempeño en la entrevista reglamentaria. Ya su hoja de vida la conocía. El, había contestado el anuncio que yo publiqué en el diario, buscando un Representante Profesional,  y él era el único con esta profesión.

(Primera Coincidencia) Lo escogí. Tal vez, su voz influyó en ello. La casualidad de que su cumpleaños fuera el mismo día que el mío,(Otra coincidencia) había nacido a la misma hora y el mismo año, pero un país  muy distante. Además, su preparación era inigualable.  Su gentileza y elegancia al hablar, era precisamente lo que yo estaba  buscando.  
  
¿Te fijas?

 Lo que te decía al principio: ¿No te parece esto muy irreal? Pero no era mí imaginación. Era algo que estaba ocurriendo y yo, no me explicaba el por qué. No lo entendía en ese momento y menos ahora, después de todo lo ocurrido.

Bueno....  Sigamos con el cuento.... El Señor del Volkswagen azul quedó atrás, pues tenía que ser realista, ser consciente, de que no lo volvería a ver, que la sensación que me produjo en el instante que se cruzaron nuestras miradas, no era nada, solo una sensación agradable y nada más.

Recogí a mi amiga y nos  concentramos en lo que íbamos  hacer. Iríamos  al restaurante donde nos prepararían el desayuno ejecutivo para el día siguiente recibir, a todos los candidatos escogidos. Estaban citados para la misma hora, ya que se recibirían a todos a la vez y desayunaría con ellos.

Luego, a la oficina. Haríamos las llamadas que necesitábamos y ya, quedaríamos libres para ir almorzar.

 Pero  ahí comenzó, sin que lo supiéramos, ni el, ni yo el principio del fin. (Solo el destino.)

 A las diez, hora del desayuno, todos los otros candidatos llegaron menos él. Si, llamo, y se disculpó, diciendo que a última hora había hecho una cita,  con un cliente suyo. Entonces le dije: que dejáramos las cosas así,  Él me pidió perdón, me rogó que no me enojara, que al siguiente día, el jueves, en las horas de la mañana, con seguridad pasaría por mi oficina.

(No puedo con la gente incumplida, Esto,  para  mí, es una falta de respeto total. La gente juega con el tiempo, con la vida, con los compromisos de los demás, sin importarles nada y ésta faceta de este Señor no me gusto. ¡Me desilusionó!) Bueno, sigo mi relato:

  Llegue a la oficina faltando cinco minutos para las diez. Ese día no manejé. Mi conductor, que ha aprendido toda mi etiqueta, me abrió la puerta de cristal para que yo pasara, y siguió un paso atrás de mí. Vi a Zoe  que me esperaba, la saludé y le pregunté si el Señor había llegado. Me dijo que había llamado y que no demoraba en llegar. Le dije, entonces, que cuando lo hiciera, lo pasaran a mi oficina directamente. 

Cuándo subíamos las escaleras, dijo: “Hay un Señor, que la está esperando hace ya un rato,  según me dijo Gloria”.   Le conteste: "No lo vi.”

Estando en la oficina. Gloria me aviso que el Señor que había estado esperándome, era el que tenía la cita conmigo, que ya lo hacía pasar.  

¡Hola amiga, me sentí morir!

(Otra coincidencia) Ese señor era el mismo del Volkswagen. Me dio la mano y me pasó su tarjeta de presentación. Su saludo, fue firme, fuerte pero al mismo tiempo delicado, y yo, estaba completamente sorprendida, no había dicho media palabra. El, manejó muy bien la situación, como si nunca nos hubiésemos visto, como si me acabara de conocer. ¡Lo único que te digo, es que si hubiese estado de pie, me había caído! No sé de qué color me puse, pero el corazón iba a mil por segundo, y antes de que él tomara asiento sin pensarlo y de manera espontánea, y precipitada, Le dije: "Yo lo conozco. Usted tiene un Volkswagen, escarabajo azul" "Él dijo, sí" Se sonrió y graciosamente. Dijo: "¿Me estaba siguiendo?  "Solo sonreí”…

Estaba desconcertada, de ver que el de la voz bonita  y el Señor del Volkswagen, que me había llamado tanto la atención, eran la misma persona.

Hubo un gran silencio entre los dos. Simplemente nos mirábamos. No sabíamos por dónde empezar hablar de lo que él esperaba y yo, le ofrecía.  

Observe sin que se diera cuenta, la tonalidades cambiantes de sus ojos, azules, grises, miel, verdes. Cambiaban, según hablaba. Se encuentran en ellos,(aún ahora), todos los tonos del arco iris. Su pelo de corte moderno, castaño claro. Me pareció muy delgado, estaba bien vestido y elegante, pero sencillo, nada ostentoso, muy simpático, pero tenía afán. Tenía otra cita. ¿Verdad o mentira? No lo sé. Esto no me gustó, ya que para una conversación inicial de negocios, la entrevista, tiene que ser lo suficientemente larga para poder conocer los pormenores de un posible acuerdo. (Segundo error de el).

Mi oficina es agradable, bonita y con una linda y suave música de fondo, donde esta conversación,  se había podido realizar con mucha tranquilidad y calma. Pero no, no se pudo, pues tenía afán y fue muy poco lo que se adelantó, aunque se le vio interés, en el puesto y en la labor que tenía que realizar.

  Como te dije antes,  eso no me gusto.

Tenía todo lo que un Representante, debe tener.   Y en el cual, yo iba a poder confiar. (Me inspiraba confianza) Pero tenía un gran defecto. Su incumplimiento, su afán.

 Cuando él se fue, yo me quedé  pensando, en esa cadena  de acontecimientos que  nos estaba uniendo.  

Seguía, en mi mente, la idea de que yo ya lo conocía.

 No solamente por esta coincidencia de que el Señor de la voz bonita y que deseaba  trabajar en mi compañía y el del coche Volkswagen, eran la misma persona. Sino también, por todas las demás, grandes o pequeñas. 

Sigo contándotelas. Algo nos unía.

 No me volví a preocupar. Él se hizo cargo de todas  mis relaciones comerciales y profesionales.

(Seguían las coincidencias) Un día cualquiera,  me contó que su hermana, que era Médica. Resulto, que se  había graduado con mi hermano, en la misma Universidad. Su tía, había sido mi profesora. Su sobrina era amiga de mi sobrina, cantaba con uno de  mi hermano, en el coro de la Iglesia y además, conocía, como cosa rara, a todos los demás miembros de mi familia.   Y nosotros, nunca nos habíamos visto, ni nuestra vidas se habían cruzado.

Después de semejante sorpresa quedé anonadada, Nuestras vidas se habían desarrollado en los mismos campos, en los mismos lugares y no nos habíamos conocido. Y ahora, el destino nos unía.

 A todas partes íbamos  juntos. Tenía la estrategia adecuada para todo. Las entrevistas eran más frecuentes y los negocios se multiplicaban. ¡Era esto, maravilloso!
Pasaron los días, los meses y poco a poco esta relación comercial y de negocios,   se fue convirtiendo en una linda historia de amor. ¡Era una hermosa realidad!.

 Caminábamos siempre en el mismo sentido. Estábamos de acuerdo en todo, nos gustaba lo mismo, nuestros sueños eran iguales.  

Pero así, como comenzó, se terminó. ¿Recuerdas lo que te conté al principio, sus afanes, su incumplimiento. Que no me gustaban? Ahora era peor. Comenzaron, sus celos, ese deseo de controlarme, ese deseo de tener de una manera total las riendas de mi vida y no lo soporte. Y un día cualquiera, se lo hice saber y le puse punto final a lo que fue un lindo sueño Una hermosa realidad.

No lo acepto... Lucho por todos los medios para que volviéramos a empezar y no consiguió que en mi floreciera de nuevo, la ilusión, el amor y la confianza.

¿Entonces? Un día cualquiera desapareció.  Años después, supe que estaba en su país natal. En una casa rural, convertido en un campesino y solo, completamente solo. Yo también estoy sola, pero sigo mi vida. Lo recuerdo. Pero no hay dolor en mí. Éramos iguales o casi iguales. Pero muy distintos. 

¡No era mi sueño!

 Ahora, después de tanto tiempo, esta acá. Nos hemos vuelto a encontrar. Y los recuerdos de ese entonces, nos hacen sonreír. Solo, son recuerdos y  nada más.

Todo en la vida llega y a todo, le tenemos que decir adiós. 

                           María An   
    Jueves 17 d Enero de 2013 
 Relato de  Eva






1 comentario:

  1. Todo pasa y nada queda, dijo el poeta.
    Escribes muy bien. Me quedaré si me lo permites. Gracias.

    Salud

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