Buhardilla

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domingo, 24 de mayo de 2015

MI VIAJE CAPÍTULO I



MI VIAJE




Capítulo I


Viajaba como siempre, en avión y como siempre, me preparé a dormir todo el vuelo. Y así lo hice.

De pronto todo cambió a mí alrededor:
 Me vi una ciudad  grande, moderna, increíblemente hermosa. Caminaba con seguridad. Puedo decir que la conocía muy bien y me era familiar.  Pero me llamó la atención que estuviese desierta. Nadie caminaba en sus calles, los coches, estaban quietos y estacionados. Los semáforos, emitían sus señales correctamente. Sus tiendas, estaban abiertas, pero no se veía a nadie. No había un ser humano en sus calles.

Llegué a un parque. Sus jardines bien cuidados, sus flores frescas, sus fuentes funcionando, sus árboles podados y muy verdes, todo perfecto. 

Pero yo, estaba sola, en esa inmensa ciudad.  ¿Dónde estaba la gente? ¿Qué hacía yo allí? Decidí sentarme en un café al aire libre.  Olía a café de mi tierra. Esa fragancia me envolvía y me recordaba a mi gente, mis raíces. Nadie atendía, como todo, a mí alrededor, estaba solo, vacío.

De pronto, te vi a lo lejos…Te acercabas. Y así, como te aproximabas… te vi desaparecer.

Desperté sobresaltada, y me encontré de nuevo, en el avión semi a oscuras. Tu fragancia me envolvía. Tu voz estaba en mis oídos. Todos estaban dormidos. 

Espere un momento para llamar a la azafata y pedirle una copa de vino y  me prepare para leer un libre. Paso un tiempo y no sé cómo, me quede dormida y en mi sueño, volví a encontrarme en la misma ciudad, ahora, puedo decir, que parecía el segundo capítulo de un libro de misterio, o el segundo acto, de una rara y poco común obra de teatro.

Ya no estaba en el café. Me encontraba en las puertas del Palacio de las Artes. ¿Pero de qué Ciudad?

Entre y en la primera sala, tan desierta como toda la Ciudad. Vi retratos muchos retratos y todos,  eran parte de tu obra.  De esa obra, que jamás exhibiste, que era tu sueño. ¿Pero dónde estabas? Yo te había visto y desapareciste. Pero nada de esto tenía lógica. Tú, estabas muerto y tu obra, había desaparecido. Nadie, sabía dónde se encontraba.

En ese momento, la azafata, me despertó. 

Le pedí otra copa  de vino tinto caliente, como el primero, pero esta vez, no cogí el libro. Cerré los ojos y por los audífonos escuche nuestra música.

Pensaba… Reconstruía esos dos sueños, que eran uno.  Solo uno… el segundo que era la continuación perfecta del primero. (Primer capítulo, segundo capítulo)

Era raro muy raro. ¿Cómo un sueño podía tener continuidad, después de una pausa entre la primera y segunda parte  y además, ser tan real?

No solo eso. En la realidad, a tu muerte, había desaparecido toda tu obra, todas tus pinturas, hasta los bosquejos. Nunca se supo quién las tenía, o si habían sido robadas  por personas desconocidas. Yo en  mi sueño, a más de veinte mil  pies de altura, sobre el mar caribe, las había visto, en una ciudad desconocida, desierta y no se puede negar, hermosa. 

Eva

Continuará…

 Domingo 24 de mayo de 2015


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