"CARTAS
QUE NUNCA LEERÁS"
TARDE
DE OTOÑO
Caminando por el campo. Por nuestro
caminito, escuche tu voz.
Me llamabas, repetías mi nombre una y otra
vez. Busque tu figura, y no la encontré. Solo el sonido de la briza se
escuchaba.
En esta tarde cálida y al mismo
tiempo fría, de un otoño gris, igual, a
aquel, en el que nos dijimos adiós.
El cielo estaba limpio, la briza
tranquila y suave.
Cuando sin ningún motivo, el tiempo
comenzó a cambiar: Cambió, como cambió nuestra vida. Cambió, como quisimos
nosotros, que cambiara. Nos amamos como nadie había amado y los dos, sin
compasión, matamos nuestro naciente y
gran amor.
La tarde se iba oscureciendo. El viento, la briza, el ritmo, del movimiento
de los árboles y de los jardines eran los que
hacían que se escuchara tu voz.
Me llamabas… Me buscabas… Me
necesitabas… La tormenta indomable, se desató…Y con ella, se escuchó de nuevo tu lamento… Mi
lamento…
Me senté en el banco. En nuestro banco. (No me importo la
lluvia).
Y como la lluvia, lloré al recordar que
nuestros sueños quedaron en nada, que se los llevo el viento…La tormenta… Que
todo se perdió, en esos arroyos pequeños pero rápidos, que corrían ahora, por nuestro camino, formando surcos profundos
que al terminar la lluvia, quedarían marcados.
Esas marcas serían, iguales a las dejadas
por las heridas abiertas del olvidado, en nuestros corazones.
¡Todo había terminado. Ya nada
existía!…
¡Y entonces… La tormenta desató su furia… Destruyo
nuestros sueños, nuestro cariño, nuestras ilusiones!.
Nuestro amor…Termino de la misma
manera como había empezado la tormenta.
De repente, de la nada apareció y en la nada nos sepultó.
De nuevo, se
escuchó tu voz…
Qué triste fue el darme cuenta que
nuestro amor, empezó y terminó, de improviso, igual que la TORMENTA.
Martes 5 de Marzo de 2013
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