CUENTO,
DE FICCIÓN, DE REALIDADES.
Tercer
Capítulo III
Todo estaba listo. Los camperos
para atravesar la cordillera, y
todo el equipo propio de unos científicos independientes para poder llegar al
oasis.
Hacíamos parte de una caravana. En este territorio, nadie podía viajar
solo. Allí, en el oasis, en pleno desierto, encontraríamos a los
científicos verdaderos y recibiríamos
todas las instrucciones necesarias para seguir las excavaciones que nos harían
encontrar la antigua capital de este reino. Una ciudad de ensueño, según decía
la leyenda.
Llegamos al punto de reunión y así, comenzó
nuestro trabajo. Las fotografías en las montañas fueron bellas y las de la
caravana, con sus camellos ,caballos, (hermosísimos), burros y
camperos, eran de una armonía total. Lo mismo que sus tiendas y campamentos.
Los hombres de esta tribu, (los
especializados, en cruzar las montañas y el desierto, son de una tribu nómada,
pacífica) no todas las tribus del desierto lo son, ni prestan este servicio.
Estos,
eran bellos: Altos, fornidos y como sus mujeres, de facciones perfectas.
Trabajaban, cuidaban de cada uno de los que
hacíamos parte de su caravana, pero además, eran altivos, orgullosos y siempre,
guardaban una cortante distancia con los extranjeros.
Viven en medio de un gran lujo. Las
tiendas son de seda, el piso lo cubren con alfombras persas y los cojines, son
de plumas y terciopelo. En éste ambiente, viviríamos mientras avanzábamos. El
campamento fijo, era igual.
Y así
viviríamos hasta completar nuestro trabajo. (Nosotros en nuestras tiendas,
independientes de ellos, pero, compartiendo a ratos).
Nuestro misión era, tomar
fotos, filmar, todo el trabajo de los científicos escribir, sus historias y lo
mejor, el encuentro de la Ciudad, la antigua capital de este reino. Una Ciudad de ensueño. kasofia existente 3.000 años
antes de Cristo, que se encontra, todavía hoy,enterrada por las arenas del desierto.
¡Nuestra gran noticia! ¡Nuestra exclusiva!
¡Nuestro triunfo!
(Pero en lo que sí, debíamos tener cuidado era, que no se supiera nuestra verdadera profesión: “Periodistas”. (Que de
científicos, no teníamos nada)
Nada raro había ocurrido. Las comunicaciones diarias
con el periódico, nos indicaba que todo estaba en orden, tanto de parte de
ellos, como de nuestra parte.
Algo nos llamó la atención y fue la
cantidad de refugiados que se dedicaban a tejer las llamadas alfombras persas y
fue esto, un trabajo adicional para nosotros.
La cantidad de historias, de
anécdotas, de vivencias y recuerdos iban quedando en nuestras
películas y grabadoras. Pero, también, nosotros,
llamábamos la atención, entre el grupo de científicos, trabajadores, nativos y
refugiados.
Era tanto el material de trabajo,
tan diferente, tan variado, tan interesante, que tal vez, nos descuidamos en
cubrir nuestra verdadera identidad, y nos embriagamos con la cantidad de todo
aquello, que teníamos en nuestras manos.
Y, comenzamos a notar cosas muy
raras: Recelo, desconfianza, inquietud, grandes silencios, o el deseo oculto,
pero notorio, de uno o de otro, para profundizar en un problema regional,
nacional, internacional, religioso, o político. Como noticia, era un material
valioso. Algo maravilloso, pero los
riesgos se hacían grandes. Al principio no nos dimos cuenta, pero poco a poco,
comenzamos a comprenderlo. ¿Fue un error nuestro? ¿Nos confiamos o descuidamos?
¿Estábamos triunfando o fracasando? No lo sabíamos, o no lo queríamos
comprender abiertamente.
Pronto nosotros mismos, iríamos a la boca del lobo y felices
entraríamos en ella sin medir las consecuencias. Nos embriagamos con una
oportunidad, que sin buscarla, nos
llevaría al éxito total. (¡Pobre de nosotros! ¡Que ilusos fuimos!)
Un día llegamos al bazar de Iván. Íbamos
de compras. Él era el proveedor de todo el campamento,
todo lo que necesitábamos, lo conseguíamos allí. (Era una gran tienda). Nos
hizo entrar y nos llevó al fondo, que estaba separado por una linda y gruesa alfombra.
(Una tienda pequeña metida en la gran tienda). Nos
miramos Kan yo, no comprendíamos nada,
pero pasamos.
“Este será vuestro cuartel, mientras estéis
acá” nos dijo Iván, sentándose frente a un radio transmisor de largo alcance y
de última tecnología. Siguió hablando: Yo soy SZ24 y Uds. deben escoger un número que los identifique. Nosotros… No
hablábamos, nos mirábamos y nada más. Creo, que este, fue nuestro primer error.
Y sigue una cadena de pequeños,
pero transcendentales errores. Que nadie, se los podía imaginar y menos, nosotros, que
estábamos embriagados con tanta información.
Siguió hablando: Mi clave es par.
Tengo pareja. Por lo cual, Uds. tendrán una clave par, por ser pareja. Ahora, recibiremos la comunicación de un un solitario: SZ1.
Se escucho la voz de este personaje: "Llamando: SZ1 llamando". Iván, dijo: "Listo: SZ24 escucho". y de nuevo la voz de SZ1 se escucho: "Paloma mensajera vuela a casa" Fuera. No dijo nada más...
(En ese momento, comprendí,
que todos estábamos en un error y que ya, era imposible retroceder).
Eva
( Continuará... El Cuarto capítulo, vendrá pronto.) (18-04-13)
Derechos de Autor Reservados