CUENTO,
DE FICCIÓN, DE REALIDADES.
UNA AVENTURA CASUAL
Quinto
Capítulo V
EL
FINAL
Así que marchamos. Nos comunicamos
con Dimitri y Tatiana, ellos eran SK 51. Dimitri, nos dijo: "Todo está dispuesto para el
día G. por la noche.
Vladimir, está con
los nuestros, aunque muy enfermo. Las torturas a la que lo han sometido, son
muchas y no tiene voluntad. Es Como un niño, indefenso y lleno de temor".
Al descifrar el mensaje de Dimitri y
Tatiana, sentí pena. Era increíble que este, gran escritor pudiese estar en
esas circunstancias. El mensaje continuó. "Nos siguen. Estamos en peligro.
Pero a la hora exacta, estaremos en el punto B". (Se había escogido con
anterioridad. Se encontraba en una gran arboleda cerca del camino y era la
parte más plana de la zanja, además, los reflectores, no penetraban con su luz,
a esa espesura)
Al amanecer partimos. Nos
encontraríamos con Boris y Alexandra, SK
33. Para seguir al punto donde debíamos efectuar la operación. ¡Era el
rescate de un gran hombre, de un gran escritor, de un gran defensor de los
derechos humanos! Por ello, era necesario, que la prensa, nosotros, estuviéramos
allí. Por ello habíamos sido escogidos. Hasta ese momento, estábamos
tranquilos, dentro de las circunstancias.
Boris y Alexandra, nos acompañarían
y eran ellos los que dirigirían el rescate, ya que ellos solo, ellos, sabían cada detalle de la operación. Se
despidieron de nosotros y los dos,
marcharon rumbo al puesto de control de la frontera.
Solo los
volveríamos a ver en el momento del rescate.
Nosotros dos, llevábamos nuestros equipos de filmación y de comunicación.
Nada más. (Lo estrictamente necesario, para llevar a cabo nuestro trabajo
informativo y como testigos de una gran labor humanitaria). (Nuestro número de
clave era: ZZ 22)
Llegamos a la ciudad más al norte
de este continente, Kero. Como simples turistas,
despistados, alegres, y despreocupados, no pasamos desapercibidos, pero
tampoco, a nadie le llamamos la atención, simplemente, éramos unos turista y
nada más. Con un guía local, llamado Sah, (el agente: SZ 1. Era el solitario de
nuestra primera entrevista con Iván).
Llegamos al punto señalado y a la
hora indicada. Vestidos de negro, con
pasamontañas que cubrían nuestros rostros, tomamos los lugares acordados y
señalados por Boris, en el mapa que por
medio de Sah, nos hizo llegar, ya, que desde que nos separamos, no habíamos
vuelto hablar con el.
La misión se inició: (La aventura
casual, había comenzado)
Kan, en compañía de Dimitri, rodaron por el piso para llegar hasta la alambrada. (La luz de los reflectores pasaba cada dos
minutos). Yo esperaba, mi señal para comenzar a filmar con lentes infrarrojos,
el más atrevido y audaz, rescate.
Alexandra y Tatiana, con sus armas, estaban a
mí lado. Mientras Iván y María (así se llamaba su compañera, esa mujer hermosa, extranjera, admirada y respetada por Iván), su pareja. Estaban en comunicación constante
con el helicóptero de la marina de un país amigo. Que era para mí, maravilloso, por ser,
completamente silencioso.
La
radio sonó. Era Boris. Él, era el que desde el lado enemigo traía hasta la
frontera a Vladimir. (Él, fue el héroe).
Estaba cerca. Vladimir se había
desmayado. Kan y Dimitri, ya tenía
cortado el alambre, todo era silencio, de pronto, el reflector se detuvo y
comenzó una ráfaga de ametralladoras. Rodé hasta donde Kan.
Estaba bien. Volvió a pasar la luz, nos
pegamos al suelo, otra ráfaga. Sentimos que algo caía, alzamos la cabeza y
vimos a Vladimir que seguía sin sentido. Alexandra estaba herida en brazos de Boris.
Nos arrastramos hasta ellos y como pudimos, pasamos a Vladimir por la
alambrada. (Yo, tenía mi equipo prendido, el cual estaba captando todo, ya
que llevaba también, una pequeña cámara en mi casco) Boris
nos dijo: “Salgan rápido, no se detengan, hay que salvarlo a él” Kan se alejó llevándoselo.
Tomé a Alexandra y con la ayuda de
Boris, comenzamos a subir. En ese momento oímos los perros; de nuevo la luz otra vez, el sonido de las balas.
Por fin,
llegamos a la arboleda. Teníamos que correr. Alexandra estaba muy mal, llegamos
al campero y huimos.
SK 51 se quedaron en Kero, acompañando a SK 33, que eran Boris y Alexandra ya que ella se
encontraba muy grave. Nosotros, seguimos sin parar hasta Herat. Iván nos estaba
esperando.
Doce horas de viaje, la tensión de la gravedad de una compañera, el
silencio que debíamos tener, para que no
nos detectaran me tenía destrozada. ¡Nos tenía destrozados a los dos! Y más, que nosotros viajábamos con Vladimir. La responsabilidad nuestra, era muy
grande, demasiado grande.
Por fin
llegamos donde nos esperaba Iván. Era
una casa abandonada, en medio de un campo grande sembrado de cebada, nos dio un
trago de vodka y por fin, vimos que Vladimir volvía de su largo letargo. Bajamos
a un sótano, muy bien dotado, ¡era increíble!, hasta hermoso se podía decir .
Los ojos azules del escritor,
estaban vacíos, no comprendía nada, tenía las muñecas y las manos,
terriblemente heridas y en el cuello, se veían las marcas del collar de hierro
que le habían puesto. Era inconcebible que un gran escritor, premiado varias
veces por distintos gobiernos, estuviera convertido en un pobre ser indefenso e
inerte. Todo esto me tenía aterrada.
No volvería a ser tan audaz, aprendería a
ser más prudente, menos curiosa y no me sentía capaz, de volver a disfrazarme de
heroína.
Claro que me sentía orgullosa de ayudar a una
persona tan admirable como el, y que, más adelante, podría ayudar a otros. Pero
sabía, también, que no soportaría otra experiencia como la que estaba viviendo.
Esa noche llegaría un avión, éste nos llevaría a Kalá, de allí volaríamos directamente a París
donde Vladimir, sería llevado al hospital de la organización.
¿Podríamos llevar a cabo la última parte del
plan?
A la media noche salimos del
sótano. En el campero llegamos a la pequeña pista de aterrizaje camuflada y prendimos las luces que solo podían ser detectadas por el avión, silencioso. Por ese pequeño aparato, que nos llevaría a la libertad. En ese instante nos dimos cuenta que los agentes enemigos nos tenían
rodeados. No había escapatoria.
Con ellos estaba Boris, más muerto que
vivo, nos miró y dijo: Perdón, no pude resistir más y cayó muerto. Se escuchó la señal del avión y como pude, avisé por mi pequeño radio, que
estábamos rodeados. Sentí un dolor terrible en mi pecho y caí al suelo.
En mi se-mi inconsciencia, sentía el
silbido de las balas por todas partes. Vladimir, que estaba a mi lado, lloraba
como un niño. Por fin, todo quedó en silencio. Vi. a Kan. Se acercó a mi y me
tomó en sus brazos. A Vladimir, lo alzó Iván. Todo había terminado. Estábamos
en el avión y no supe más de mí.
Cuando desperté me encontraba en el
hospital de Kalá, a mi lado, Kan, con una barba de varios días, ya no era
postiza y mi mano se perdía entre las suyas, vi lágrimas en sus ojos.
"Gracias a Dios, estas viva y vas a estar bien. Me has hecho sufrir"
Sonreí, sus labios rozaron los míos y de nuevo, quedé dormida.
Días después, ya nos encontrábamos
en París. Vladimir, ya estaba seguro en manos de un gran médico: André Legrad. (La
hermosa mujer de ojos negros, la extranjera callada y triste, la compañera de
Iván, era la esposa del famoso escritor.) El Doctor, fue el que le dio todas
las instrucciones a Kan cuando viajó a París. Era el jefe supremo de esa Agencia
humanitaria mundial y estaba encargado
de todos los que tuviese que ver con los derechos humanos de los que pertenecían a
la cultura, el arte, las letras, la música y las comunicaciones.
Ya sabía todo y cada uno de los
misterios de esta “Aventura Casual” que en realidad, no fue tan casual.
Nosotros, nos sentíamos feliz. Esta experiencia pocos colegas, tenían la
oportunidad de vivirla. Muchas menciones de honor tuvimos, muchos primeros
puestos en concursos internacionales, diplomas, medallas. Y unas largas y
lindas vacaciones. Y una gran lección...
Treinta años después, veo con
asombro, que todo sigue igual. Otras guerras, otras personas, los mismos territorios, los pueblos más pobres, más oprimidos y con el mismo sueño de libertad, de
igualdad.
La historia se repite, hasta que nosotros mismos nos destruyamos, en
aras de la ilusión, de ser libres, iguales y
felices.
NOTA: Todos los lugares mencionados.
Ciudades, puntos geográficos, nombres de
personas, son producto de mí imaginación. Es una “Aventura Casual” que nació una tarde
de invierno, en compañía de un grupo de amigos y unas copas de vino tinto
caliente, en mi acogedor estudio.
Eva
Domingo 12 de Mayo de 2013
Derechos de Autor Reservados
FIN