MI VIAJE
Capitulo IV Último
Aun estando en el jardín y de la
mano de Manuel, no me sentía tranquila. ¡No era posible que Fernando estuviese
allí! Él estaba muerto. ¿Quién estaba usurpando su nombre su identidad y su
obra? Su familia había sido una familia pequeña y toda muy temprano, falleció.
No había hermanos, ni sobrinos. Nadie que pudiese hacerse
pasar por él, o llevase su misma
sangre. Nadie.
Si, su obra había desaparecido, pero
sus padres, en ese momento, vivos.
Pudieron hacer lo que quisieran
con ella y nadie saberlo.
Era la única explicación que yo tenía.
Era la única explicación que yo tenía.
Volvimos a entrar al salón.
Nuestros amigos y compañeros nos reclamaban para hacer sus comentarios y
contarnos que hasta ese momento, era el único pintor que no había aparecido.
Nadie sabía su nombre. Todo el mundo
comentaba, (en diferentes idiomas) porque había gente de todas partes del mundo.
Lo curioso de la firma de los cuadros más hermosos de la exposición. Solo una
F. Grande sí, pero minúscula.
Manuel solo miraba acá, allá y se lamentaba no tener su cámara, (era el
mejor fotógrafa que teníamos en el grupo) captaba todas las emociones de un ser
humano, con su cámara. ¡Es un gran artista!
Pasaron los segundos, los minutos.
Los otros expositores estaban, el no.
De pronto por la puerta lateral del
jardín, entro un hombre, con un esmoquin, perfecto, con una sonrisa, suave,
solo insinuada, de ojos azules muy tristes. Se para en el dintel de la puerta,
nos miró a nosotros, a todo el grupo y solo le dije a Manuel: es el, es mi
amigo…
Manuel me retuvo, para que no me desmallara y nos retiramos, mientras, yo, sentía que todo
daba vueltas a mí alrededor. En una pequeña salita, donde había mesas y sillas, como para hacer
una pausa y cómodamente, tomar una copa. Nos sentamos. Manuel solo me miraba,
nada me decía y así estuvimos un buen rato.
Nuestros compañeros que estaban en
el salón, nos contaron luego, que los otros pintores, especialmente el anfitrión
de la exposición, se acercó a él, lo saludo muy amablemente y lo presento, como
el autor de la obra pictórica que representaba nuestro País, él se limitó a
sonreír y salió por la misma puerta lateral del jardín.
Eugenia y Carlos, otros de nuestro
grupo, salieron tras él, pero allí no lo vieron más.
Al volver al salón, nos pusimos de
acuerdo para pedir toda la información escrita que en varios idiomas. Estaban a
la disposición de los invitados en diferentes puntos de la gran sala. Era
necesario salir de allí. Ninguno de nosotros, queríamos estar en ese bello
lugar.
Salimos y regresamos al Hotel.
Todos hablaban al mismo tiempo.
Todos decían algo distinto. Todos le pedíamos a
Manuel una explicación, al fin y alcabo, él era el conocedor de estos
fenómenos paranormales. Pero él, tampoco tenía idea de lo que había ocurrido, o
estaba ocurriendo.
Regresamos a Barcelona Allí, nos
despedimos y cada grupo de periodistas, volvimos a nuestra tierra.
La pista a los cuadros la seguimos
y supimos, luego de un tiempo, que habían sido comprados por un petrolero
árabe.
Y ahí, termino un sueño hecho realidad por un momento y vivido sobre el océano atlántico. Lejos, muy lejos, de donde, murió un chico lleno de sueños, que quedó sepultado en una montaña, que ahora está llena de árboles y muchas, pero muchas flores silvestres y hermosas.
Y ahí, termino un sueño hecho realidad por un momento y vivido sobre el océano atlántico. Lejos, muy lejos, de donde, murió un chico lleno de sueños, que quedó sepultado en una montaña, que ahora está llena de árboles y muchas, pero muchas flores silvestres y hermosas.
Nunca se ha encontrado, ni su
coche, ni su cuerpo, ni su obra pictórica. Solo es una linda montaña de su
tierra.
Fin.
Eva
Miércoles 12 de agosto de 2015
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