OTRO DIALOGO CON DIOS
DEL LIBRO
CARTAS QUE NUNCA LEERÁS
SEÑOR,
UN DÍA MÁS (3)
Señor:
Nuevamente estoy acá. De nuevo me reporto ante
ti. Desde ayer no nos veíamos. ¿Verdad?
¿Qué me traes hoy, me preguntas? Tu
lo sabes bien. Vengo, con el mismo dolor en el corazón con que me fui. No me he
aliviado.
Hice lo que me dijiste. Te lo entregué, lo bendije, y desde ese momento, estoy luchando por sacarlo se mi corazón, por dejarlo salir de mi vida
y no lo he conseguido. ¿Este proceso, durara mucho?
(Ahora... Soy feliz.... Después de
tanto tiempo y cuando menos lo pensaba, cuando menos lo esperaba, no hemos
dejado de hablarnos un solo día. ¡Qué días tan hermosos. Este amor se ha acrecentado
en mi y a nacido en el!) Tu lo sabes bien. Esto te lo conté. Te lo he contado
todos estos días.
Sigue siendo tierno, dulce, amable.
Pero a veces, es cruel y duro y he llorado. Y hoy te digo, que no quiero llorar, quiero
ser feliz, vivir con todas las fuerzas de mi alma este loco amor, que es un torbellino,
un tornado, el cual, a cambiado todo en mi vida desde el instante en que llegó
a mí.
Tu bien lo sabes. ¿Recuerdas Señor
nuestra historia? Para mi, sigue siendo increíble, absurda, rara, sobrenatural,
pero hermosa. Me he preguntado muchas veces. ¿Qué significa para él esta
maravillosa historia?¿Que se siente saberse amado y querido con un amor tan
grande, tan sincero, tan desinteresado tan transparente, donde la ternura y los
sueños imperan?.
Señor, no quiero llorar y ¡Estoy llorando!
¿Por qué, sonríes Señor? Está bien. Ya se lo que quieres decirme: “Te lo dije”:
Que soy una ilusa. Si Señor, lo soy. El, estoy segura, que me califica así.
Quizás, también, como Tú, se sonríe. Tu, porque me dices: “Te lo advertí, te lo repetí”.
¿Y él? Porque se ríe de mi chiquilladas a estas alturas de mi vida. Pero estos
días fui muy feliz. Me sentí amada. ¿Pero sabes? duele mucho... Mucho la
realidad.
No lo puedo obligarlo a que sea
como yo, a que piense como yo. Su mundo es distinto al mío. En mi loca fantasía
lo deseo. ¡Pero no, eso no! Él es libre. Totalmente libre, para sentir, amar o
no amar, para hablar con palabras hermosas o para herir. Para hacerlo claramente
o de manera sutil, como si fuera un susurro de amor.
Pero Señor, no quiero sufrir y menos, que el llegue a
sufrir por mi. Quiero ser feliz y que el también lo sea. Aunque para
ello, yo tenga que dejarlo partir.
Señor, pero esto… El renunciara a
el, duele. Duele el corazón. Duele el alma. No quiero que esta historia, tan
hermoso termine antes de vivirla. Pero, no la viviré.
Estamos en polos opuestos totalmente. El
quiere un amor infinitamente esclavo y yo quiero un infinito amor.
Un amor tan grande, que sea uno en dos corazones.
Que sea uno en dos pensamientos. Que sea uno en todo, sin olvidar nunca, que somos
dos seres libres. En tu amor... Este, es el amor que yo quiero. Y que con tu bendición
y una perfecta comunión eterna de confianza, de ternura, de alegría; lleguemos
hasta ti y te lo presentemos como ofrenda de nuestra felicidad, para darte las
gracias.
Quiero Compartirlo todo. Lo bueno,
lo malo. Sus triunfos, mis triunfos. Sus fracasos, mis fracasos. Sus sueño, mis
sueños. Sus alegrías y sus penas, mis
alegrías y mis penas. Respetando su
individualidad y la mía y al mismo
tiempo, compartiéndola y descubriendo siempre lo mejor y quizás, también, todo
lo negativo de nuestras personalidades. Pero con fe, con confianza y siempre en
plan de conquistar nuestro mutuo amor,
día a día. Siempre con las manos tendidas, para que mutuamente busquemos la perfección y llegar a ti, llenos de felicidad.
Unidos, si, pero siempre, siendo dos criaturas tuyas. Únicas, distintas, pero
unidas en nuestro amor y en tu amor.
A veces, pienso en esa mujer,
fuerte, altiva, dueña de cada uno de sus actos,de sus sentimientos, que afrontaba
la vida, el éxito y el fracaso, con gallardía, con entereza. Que sabía amar y
renunciar al amor, si era necesario, por que no era su sueño y no era feliz.
Y en estos momentos…Me veo, metida
en un torbellino que me retrocede en el tiempo, para volver a ser la chica soñadora que vivía, que vive, en un mundo creado únicamente para ella. Y ahora,
estoy en mi mundo de sueños, Señor, no
quiero sufrir. Ayúdeme Señor.
Sabes, que jamás pido ayuda para mí,
porque tengo la plena seguridad que estoy a tu lado y que me llevas de tu mano,
pero ahora, la necesito.
Recuerda Señor, que esta situación, yo no la
busqué. No la deseé. No la he creado. Porque estaba segura que, jamás pudiese sucederle a alguien y menos a mi. Y esto, era motivo
de admiración y hasta de risa, cuando alguien
me
contaba una historia parecida, o medio
semejante, si es que hay alguna, que se le pueda parecer en algo.
Quiero encontrar el camino correcto
para ser feliz o sanar mi corazón. ¿Señor, puedes ayudarme? ¡Mira, solo venía a
reportarme y se paso el tiempo y tu sabes, que hoy, es un día muy atareado para
mi!
Gracias Señor por escucharme, me
voy. Chao, bendícenos a los dos.
Martes 29 de Octubre de 2012
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