CAPÍTULO
II
DEL
DIARIO DE MARY AN.
Y en pleno siglo veinte comenzó a
desarrollarse una historia increíble. ¡Del
medioevo!
Los anónimos iban y venían. También, había
llamadas desobligantes que que hicieron que el papá de
Mary An, pusiera el caso, en manos de un
Abogado.
(Lo mismo hizo la familia de Fernando). Y se llegó a un acuerdo: Fernando no podría acercarse a Mary
An. Si lo hacía tenía que pagar una
multa muy alta y podía volver a la cárcel. Nada era normal. ¿De qué se acusaba
a Fernando?
Todos los amigos, estábamos
dispuestos ayudarles.
Mary An, escribió en su diario: “Nadie
me explicaba nada. No sabía nada de nada. Pero estaba dispuesta a observar, a
escuchar, a espiar. Mi nana me ayudaba, Pedro, el chofer, también. Formamos un buen equipo y comenzamos nuestra
aventura” Mamá, era dolorosamente neutral”.
Sigo mi relato: Un día, Mary An vio
algo que le llamó la atención. Desde el estudio, pudo observar que su parienta
(Démosle, el nombre Gabriela) y la esposa de su hermano hablaban. Se reían de
manera amigable y guardaban algo en un mueble del comedor.
Nada raro. Pero resulta que estas
dos Señoras, cuando estaban con los demás miembros de la familia, no se
mostraban tan amables y cordiales entre sí. Siempre guardaban distancia y poco
hablaban de lo que estaba pasando en la casa.
Mary An, salió del estudio y
después de esperar un buen rato, se dirigió al mueble del comedor y abrió uno
de los cajones y vio en el, algo que le llamo la atención: era un sobre y
dentro de él, habían cartas. Cartas contestación a otras, que no estaban allí y
otras, que eran borradores, de algunas que se iban a mandar.
Leyó y se dio cuenta de
todo. Estaba destrozada. Lo dejo como lo encontró y salió de allí.
¿Que buscaban? ¿Que había detrás, de todo
estas sarta de mentiras? ¿Que esperaban
conseguir, por qué y para qué?
Además, supo quienes hacían parte
de este complot. Fue duro. Ahora cuando ella vuelve a leer su diario y yo,
escribo sobre él y su vida. Llora… Quiere perdonar pero no puede. Quiere
olvidar y no lo consigue. Su vida ha quedado marcada con este episodio de su
juventud y sueña con encontrarse de nuevo, con su amor, para dejarlo salir de
su vida y poder perdonar y olvidar.
(La casa era muy grande y antigua. Se podía ver, sin ser
visto, desde muchos puntos. Mary An, buscó a su nana.
Y el espionaje comenzó. Ya, más en serio, pues se conocían quienes estaban
involucrados en el)…
Luego, estas dos Señoras al
ver que nadie estaba en el estudio,
tomaron el sobre de su escondite provisional
y se dirigieron a él, dejándolo en el cajón central del escritorio de su
padre,
Muy tranquila Mary An, volvió al
estudio a terminar sus labores estudiantiles. Aunque no había vuelto a la
Universidad, no dejaba de estudiar, para no atrasarse, en las materias que
estaba viendo.
Abrió el cajón y tuvo la oportunidad
ya de leer y releer cada carta y al hacerlo, se le rompía el corazón. ¡Su
ídolo! Su padre. En compañía de esas dos mujeres, eran los gestores de este drama. ¿El por qué? No estaba
claro.
¿Su padre, fue manipulado inteligente por su nuera y por
Gabriela? ¿Por qué tan débil?
Él era un padre maravilloso, lo mismo que un
esposo ejemplar, pero muy celoso, con su hija. ¡Era su niña! Fernando, era el
chico preciso para su ángel. Nada le reprocho. Pero le llenaron la cabeza de
mentiras. Hicieron que viera a Fernando, como un demonio, que solo quería jugar
con su niña y hacerle mal. Que no la
amaba. Que quería aprovecharse de ella, en todo sentido y en todo lo que
quieran pensar Uds. ahora, que nos leen. Y el, para proteger a su niña, de ese
peligro, en vez de hablar, atacó de mala manera
e hizo que todo el mundo sufriera y que mi amiga y su gran amor,
Fernando, se separaran para siempre.
Se acercaba el día en que debían
viajar. Pero se presentó un problema más. El papá y la mamá de Mary An. No
podían viajar. ¿Entonces? Era imposible cancelarlo todo. Mary An con su parienta, Gabriela, viajaría a
esa Ciudad (ella vivía allí) y se haría cargo de todo lo que tenía que ver con
la Universidad y todo lo demás. Pero se olvidaron que en la misma Universidad
estudiaba Julian, el hermano gemelo de Mary An y él, iba ser el apoyo de ella.
Llegó el día del viaje: Fernando
luchó como un loco desesperado, para que no los separaran. Pero lo único que
consiguió fue un permiso, que lo autorizaba a ir al Aeropuerto y estar junto a
Mary An. Allí se vieron juntaron sus manos y no las separaron un instante...
Él
le coloco una argolla con tres esmeraldas y le prometió esperarla siempre y
ella… hizo lo mismo. Llamaron a los pasajeros a bordo y el la acompañó hasta la escalinata del avión. No hablaban, solo se miraban y las lágrimas corrían por las
mejillas de aquellos adolescentes que se amaban con la pureza y la grandeza del
primer amor.
En la puerta del avión se abrazaron y se dieron un beso, largo y
silencioso. Se separaron, sin saber que también, sus vidas, se separarían para
siempre.
Pero este, no fue el final de esta
linda historia… Esperen el próximo capítulo.
Eva.
Sábado 10 de noviembre de 2013
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