CAPÍTULO
III
DEL
DIARIO DE MARY AN
Mary An, ya instalada en la Universidad, nos escribió y así supimos su
dirección, su teléfono y nos pidió el favor que se la diéramos a Fernando, así lo hicimos. Pero el no recibía noticias.
Pero pasó algo: Mary An, nos
escribía a nosotros, más a Fernando no. Pero en las cartas nuestras, solo
hablaba de él, preguntaba por él. Y él,
moría poco a poco. Solo sabía de ella, por nuestro medio. Decidimos llamarla para que se diera cuenta
que las cartas no se las estaban entregando y así fue. Ni a él le entregaban
las de ella, ni ella, las de él. (En esta oportunidad, pudieron hablar muy
largo).
Mary An, escribió en su diario: “Gabriela,
un día cualquiera, cuando Julian vino a cenar con nosotras, le entrego un paquete de
cartas. Le hizo saber, que esto no podía seguir así, que ella, no estaba
dispuesta a aguantar mi mal
comportamiento y que él, me llamara la atención”.
Según, nos contó Mary An y lo que escribió
en su diario: Julian, a la que regañó y le llamó la atención fue a Gabriela y
le exigió que nunca más le escondiera las cartas de Fernando. Que no se
entrometiera más en la vida de ellos y que los dejara tranquilos.
Esto fue peor. Gabriela no le hizo caso a Julian haciéndole
la vida cada día más imposible a Mary An. Y la reacción de Mary An, fue peor.
Dejo de cumplir con sus labores
estudiantiles, se volvió insoportable en la casa, con miras, a que se cansara
Gabriela y lo consiguió.
Se arregló que volviera al país.
Llego feliz. Sus padres estaban muy bien con ella, la vida igual, como siempre
había sido. Volvió a la Universidad, nadie mentaba a Fernando, ni a su familia.
En la Universidad no estaba, en el Club, no se encontraban, los amigos no decían
nada y nosotros, su grupito, estábamos
igual a ella. Sin saber nada…
Así pasaron los primeros meses de
su regreso, todo “normal” entre comillas.
Hasta que nos enteramos de una
historia ¡increíble, sorprendente! Fernando, había viajado, antes de que Mary An regresara. Él se
fue a buscarla. Viaje, que hizo en un barco Mercante, donde consiguió trabajo. ¿De
qué? No lo supimos.
Allí, por Julian, supo que ya Mary
An había regresado.
En todo lo que hablaron, Julian le hizo ver a Fernando,
que ya ellos eran mayores de edad, aunque dependientes por ser
estudiantes, de sus respectivos padres, pero aun así, todo sería distinto para
ellos.
Regreso con esa esperanza. Julian
le aviso a su hermana y todo parecía que se solucionaría, a su favor y pronto.
Pero no fue así. Todo siguió igual,
Fernando y Mary An, no se veían, ni habían hablado, ya hacía más de un año.
Varias veces, se habían cruzado en
diferentes puntos comunes para ellos, pero no pudieron, hablar, porque en esos
momentos uno de los dos estaba con alguien de su familia y estas dos familias
amigas, ahora eran enemigas. Aunque ninguna hablaba mal de la otra. Pero esa
amistad de siempre, quedo totalmente rota. Definitivamente rota.
Así pasaron los años y ambos se graduaron, en diferentes
Universidades, pero en las carreras que juntos habían escogido y también, sus
vidas siguieron.
Los dos tuvieron diferentes novios
y novias. Los dos voluntariamente o de manera involuntaria, se evitaban
socialmente y los dos se recordaban y seguían amándose. ¿Por qué lo digo?
Porque en todo se notaba y cuando alguno de nosotros, (amigos en común)
mencionábamos al uno o al otro, solo sonreían, suspiraban y se retiraban
dejándonos con la palabra en la boca. Como si se hubiesen puesto de acuerdo.
Hasta en eso se parecían, estuvieron siempre tan unidos, que actuaban casi
igual.
Ahora, abiertamente volvemos hablar
de él, Mary An y yo. Ahora, que tengo su diario en mis manos y escribo esta
historia de amor, de separación de dos niños buenos. Me doy cuenta de su dolor
y de su gran amor.
Mary An, se fue nuevamente del país.
Pero antes, por casualidad, (lo que nunca había ocurrido) se encontraron en la
cafetería del Club. Hablaron… mucho rato, demasiado…
Pero esto, se los contaré en otra nueva
entrega, hoy no. Estoy triste y estoy con mi amiga.
Eva
Media noche. Sábado 24 de Noviembre
de 2013
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