EL
VIAJES
Capítulo
2
Manuela y los suyos, estuvieron de
acuerdo y regresaron a su Ciudad. Lo ocurrido los llenaba de inquietud, pero
los conceptos de los médicos era que en Manuela, no había nada anormal. Que los
sueños, era lo llamado en Psiquiatría: “Un
sueño premonitorio” o “percepción
extrasensorial”.
Pero lo raro era, que nada ni nadie, diera
cuenta del artista y la aparición casual, de
la rosa roja que llegaba a ella, no con regularidad, pero si, una que
otra vez y de manera, casi siempre inesperada.
Así paso un año. Una que otra vez, volvía a soñar con
su “artista” con Arturo. Cuando lo recordaba, buscaba su cara en todo hombre
que veía.
Estaba enterada de todas las noticias sobre los diferentes pintores y
técnicas, y entonces, le pareció que lo mejor era aprender ella también a pintar
y empezó tomar clases en el Palacio de las Artes de su Ciudad.
Tampoco allí,
encontró algo sobre su pintor.
Un día, cualquiera al salir de
clase, vio un cartel donde invitaban a la inauguración de la exposición que se
llevaría a cabo allí mismo, con artistas premiados en diferentes bienales
y concursos. Entre ellos, estaban varios
de la ciudad donde había estado en el crucero y en la lista, vio el nombre: “El
Pintor - Arturo”. El gran Pintor Arturo, que expondría fuera de su Ciudad por
primera vez el cuadro de “LA DESCONOCIDA” con el que había ganado ya varios
premios, por su técnica y la expresión tan real de la modelo, pero que nunca,
en los dos años de haberlo pintado, lo había expuesto en ninguna parte, salvo
en el Palacio de las Artes de su Ciudad.
Todos los bosquejos que llevaba en las manos cayeron al suelo y al
agacharse a recogerlos, estaban con una rosa roja. Muy asustada cogió sus
papeles y salió de allí.
No pudo manejar su coche, y le pidió
a un compañero, que encontró que la llevara a casa.
Esa noche le comento a sus padres,
a su médico y
amigos y trazo un plan curioso, gracioso y muy detectivesco y comenzaría
a llevarlo a cabo el día siguiente. Estaba muy nerviosa pero muy decidida.
Se levantó temprano, ya que no
había dormido bien. En los pocos momentos, que pudo dormir, siempre venía a su
mente el rostro, dulce del artista, envuelto en una nebulosa, que no se lo dejaba apreciar bien.
Se fue directamente
a la sala de belleza. Se hizo un nuevo corte, se cambió el color del cabello.
Doro su piel y por último, se colocó lentes de contacto de un color diferente
al suyo. (Nadie la podía reconocer, nadie de nuevo, le diría que ella, era la
modelo del cuadro)
Ese tarde, cuando llegó a clase,
ninguno la conoció. Eso era lo que ella quería. Cuando llego a casa, todos se
sorprendieron y rieron. Ellos también, contaron sus planes. Ya tenían las invitaciones
(era para poca gente y muy exclusiva) para el cóctel gala, sus vestido, sus cámaras fotográficas,
camufladas, (ya que no eran permitidas)
sus libretitas muy elegantes y finas para la pedida de autógrafos, y la
pregunta adecuada para la rueda de prensa abierta.
La exposición era en dos días. Sus
amigos, su médico, y familiares, tampoco habían perdido el tiempo ese día. Se prepararon
bien. Manuela, no hacía parte de este
plan. Se limitaría a ir, acompañada de un amigo y nada más.
Estaría en todo, pero no haría parte activa de nada. Bregaría a pasar desapercibida para todo el mundo. (Eso creía ella).
Estaría en todo, pero no haría parte activa de nada. Bregaría a pasar desapercibida para todo el mundo. (Eso creía ella).
Su vestido era precioso. De un
suave tono azul plomo, que según la luz, cambiaba de uno al otro y le hacía
juego con su cabellera roja y sus ojos, casi del mismo color del vestido, más
su piel dorada. Iba a verse muy bien, pero no era la Manuela que todos conocían
y menos, que guardara algún parecido con la modelo del cuadro.
Llego el día, llego la hora y
Manuela, que todo el día había estado con los nervios, en su máxima expresión,
estaba reposada y hasta callada. Salió, con su amigo Andrés con el cual, hacía
una linda pareja. Todos los demás, ya habían salido y seguro, ya todos estaban
en sus puestos. (Para todos ellos, era una gran y maravillosa aventura, tomada
muy en serio)
Cuando Manuela y Andrés llegaron,
ya iba a comenzar la rueda de prensa, pero, algo la estaba demorando, el
Maestro Arturo, estaba algo retrasado.
¡Por fin llegó! Manuela, estaba fría y
sentía, que se desmallaba. Todos sus “investigadores” la miraron y
comprendieron que era él. ¡Que era el del sueño de su amiga! Y las preguntas de sus amigos comenzaron: ¿Quién es
la modelo? ¿Por qué la llama la desconocida?
Sus respuestas fueron gentilmente
contestadas y ceñidas, relativamente, a
la verdad que ellos conocían. “La modelo es una chica soñada por mí y por ello, la
pinte y por ello, es desconocida” ¿Alguna vez la ha buscado o casualmente, se
han cruzado y se ha dado cuenta que es su modelo soñada? “Si… Pero no la vi, ni
ella me vio” ¿Si la viera, la reconocería?
(Todas estas preguntas no fueron hechas, una
seguida de la otra) Estaban tan bien preparados, que parecían Periodistas de
verdad, aunque todo el mundo podía preguntar.
Era una entrevista abierta para los medios y el público en general.
La respuesta a esta última pregunta
hecha, por uno de los conocidos de Manuela, dejó a todo el mundo callado y en
silencio. Para luego, retumbar en el salón, el sonido de los aplausos, que
todos los presentes le brindaban de pie.
La respuesta fue sencilla y
adornada con una encantadora sonrisa: “Si la reconocería, pero no podría verla
porque soy ciego”
Con esta respuesta, ninguno otro
pregunto nada y todo el mundo se organizó para pedirle un autógrafo o
simplemente felicitarlo.
Manuela estaba clavada en su
asiento y no hablaba, estaba igual de muda como en sus sueños. El medico amigo
de la familia, estaba al pié de ella y la atendía. Por fin pudo pararse y de la
mano de Andrés salió al jardín y allí, con la brisa, se repuso del impacto tan grande que acababa de sufrir.
Alguien se arrimó a la pareja y les
dijo: ¡No se queden sin el autógrafo! ¡Ese hombre es una maravilla! Manuela y
Andrés se miraron y se dirigieron al salón, no podían ser ellos los únicos que
no lo hicieran. Los demás, se habrían dado cuenta de ello y se interpretaría mal.
Ya estaba terminando, cuando
Manuela llego al frente de él y le dijo:
Por favor Maestro, ¿Me firma su retrato y mi libreta? Él tomó, las dos cosas a
la vez, como si pudiera ver perfectamente, hizo una pausa y escribió: Para
Manuela, mi modelo, con amor. Lo mismo hizo con la pequeña y linda libreta y se
la entrego. Pareció por un instante, que la miraba, le sonrió y le dijo
gracias. Ella le contesto: A Ud. maestro.
Pero era que no había visto, lo que
él había escrito.
Al retirarse, con su amigo
Andrés, lo leyó y se desmayó. Cuando volvió en sí, estaba en los brazos de
Arturo, rodeada de todos los suyos y de
todos los invitados.
Eva
Sábado 10 de Mayo de 2014
Derechos de Autor Reservados
paseando por tus letras y disfrutándolas... te dejo mis cariños...
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