OTRA CARTA DEL LIBRO
"CARTAS QUE NUNCA LEERÁS"
UN MES DESPUÉS DE TU MUERTE.
(De tu Partida)
(1.45 DE MI AMANECER 7.45 DE TU MAÑANA) (XIV)
Noviembre
25
Mi
sueño se perdió. Ha sido nuestro amor tan frágil, como un barquito de papel con
el que un niño juega en la pila del parque. SE HUNDIÓ. Se hizo otro, para que
el niño siguiera jugando y de nuevo, se HUNDIÓ. Se ha perdido.
Una y otra vez
me concientizaba, de que lo nuestro, siempre terminaría así. En nada. Cuando nuestro
barquito navegaba, ya no en una pila de parque, sino a la orilla del mar, se
estrellaba. Las olas se lo llevaban y moría, entre los arrecifes de coral.
Le
contaba (le cuento) a Dios de mis sueños, de mis fracasos, de mi soledad y del gran vació
que tu amor iba dejando (ha dejado) en mí. Y solo me decía (me dice): Confía…Confía…
Señor. Tú, eres el dueño de nuestro destino. Tú, eres el dueño de
mi loco corazón. Tú conoces mi dolor, mi tristeza, y conoces de mi soledad. Esta
soledad que duele Que se convierte, en
un dolor que asfixia que mata. Y entonces… Me mira, y me repite: Confía… Y confiaba
y sigo confiando…
Pero
me da miedo seguir, amándote. Y tengo miedo,
de amar de nuevo. Pero… ¿No sabes? Cierro los ojos, y encontro, esa mano amiga,
leal, de un compañero, que aprieta la mía y me dice, con su voz suave: “Tu puedes, yo estoy aquí, no estás
sola. Puedes olvidar y volver a soñar. Olvida. Da gracias a Dios que conociste
el amor. El dolor, que un mal amor, nos da y déjalo partir, salir de tu vida y se feliz.
Soy tu amigo y no te reprocho nada. Solo estoy aquí, a tu lado. Cuenta siempre…Siempre…Conmigo.
No estás sola…Aquí estoy”.
Me
sereno. Y mi corazón, comienza de nuevo a latir con esperanza, con fe, y con el
convencimiento de que puedo olvidarte. Que aprenderé de nuevo, confiada, a amar.
Dicen: “Que todo tiene un por qué y un para
que” y le pregunto a Dios ¿Para qué te
conocí? Y no me responde… Entonces, guardo mis sentimientos en lo más recóndito
de mi corazón y me doy cuenta que solo son míos, que nadie, ni siquiera tú, me los puedes quitar, robar, que solo son míos. Solo míos. Únicamente míos ¡Y viví y
viviré!
Estoy
sola. Completamente sola. Lo comprendo. Lo experimento cada día. Pero tengo a
Dios y la amistad de un buen amigo. Un maravilloso amigo.
Mi amor por ti, fue, y será, la fuerza que me
hará vivir y ser feliz. Tu recuerdo y el dolor vivido por tu muerte, por tu partida,
no me hará daño. No dejaré que me hagan daño.
No estarás en mi vida para. gozar de este amor,
de mi amor. Ni yo, podré brindártelo. No lo mataste. Dios
me lo dio y tú…. Moriste sin saber lo feliz que pudiste ser. Y ahora, no lo sabrás.
DOY GRACIAS A DIOS POR TI, pero de la mano de
mi amigo, te olvidaré poquito a poco y curaré todas mis heridas.
Hoy…
No te escribiré más,
Mar
Hola Mar, que carta mas triste, pero aún así al final deja una luz de esperanza.
ResponderEliminarMe ha gustado leerte.
Cuesta desprenderse de alguien que es importante para nosotros y que contribuye a nuestra felicidad, cuando hay que darlo todo por perdido no nos vale el mito de que los malos momentos nos hacen más fuertes, está todo tan oscuro, tan ruidoso, sin sentido, que nada ni nadie puede doblegar nuestra impotencia ni forma de pensar, es con el paso del tiempo, en el día a día, cuando entendemos que efectivamente todo tienen un porqué, un antes y un después, y que ese futuro incierto que nos aguarda es una prolongación del pasado que huyó de nuestras vidas pero que quedó en nuestro recuerdo y nuestro corazón.
ResponderEliminarLa vida solo puede entenderse cuando miramos hacia atrás, pero hay que vivirla mirando hacia delante.....SIEMPRE HACIA DELANTE
Besos
Hola Amparo:
ResponderEliminarSi. tienes toda la razón. Solo se puede mirar hacía adelante. Solo adelante... Pero lo vivido nos llena de valor para hacerlo. Aunque vallamos dejando el alma a pedazos en el camino de nuestro olvido.
Un gran abrazo. Eva Margarita