CAPÍTULO
IV (ÚLTIMO)
DEL
DIARIO DE MARY AN
Como les conté: Mary An y Fernando
se encontraron en la cafetería del Club
y hablaron de todo lo que les
había ocurrido en los años que dejaron de verse. Sus logros, sus
fracasos, sus carreras y su amor.
En esta parte del diario de Mary
An, quede sorprendida. Todo lo que había pasado en su casual encuentro, era
natural, era lógico. Pero al leer y releer esta última parte, estaba
desconcertada, no entendía el porqué de
muchas cosas. O no de muchas, de una sola. La más importante decisión en la vida
de alguien. ¿El por qué? A ninguno de su grupo de amigos, nosotros, nos
comentó nada en ese entonces y ni siquiera hoy, habla de ello.
Mary An, ya no estaba en la Ciudad.
Se había marchado y para siempre. ¿Cómo averiguarle algo tan de ella, por algún
medio de comunicación? Por ello, me dejo el diario, su diario y me pidió que no
le preguntara nada, que escribiera sobre él y nada más.
Descubramos algo de lo que ocurrió: Ya les conté que el
encuentro de ellos fue casual, inesperado y que nunca había ocurrido en más de
diez años. (El destino, siempre jugando con nosotros) Ya les comente de su
charla. (Recuerdos, trabajo, estudio, logros, fracasos y amores que creyeron
que podían, haber hecho olvidar el gran amor que se tuvieron) ¿Pero el amor que
se tenían en ese momento, que?
La escena era de cuento de hadas…
Una linda tarde, de Junio Un jardín esplendido con perfumes de nardos, rosas y
jazmines. Un lago, lleno de lotos, cisnes y patos: La música del agua, al ser
movida por la brisa suave de un día de verano. El encuentro de dos enamorados,
los recuerdos que despertaban sensaciones, dulces, añoranzas, tiernas y olvidos
prolongados, que no eran nunca el final, sino el preludio de otro siclo de
recuerdos, nuevas lágrimas y sonrisas envueltas en suspiros para continuar
viviendo.
Ese era el escenario donde se
encontraron.
Mary An, llevaba siempre en su mano
izquierda, en el dedo anular, la argolla que Fernando le había colocado cuando
se separaron. Esa tarde no era la erección. El también llevaba una argolla
ancha, en la misma mano y en el mismo dedo.
Cuando terminaron de hablar de todo
lo pasado en tan largo tiempo de no verse, Fernando le tomo las manos y le
dijo: “Mary An, ya es hora. Casemos y no volvamos a separarnos” ¡Aquí está la
sorpresa! Mary An, lo miro y le dijo: “Ya no vale la pena, hemos vivido nuestra
vidas solos y separados. Ya no vale la pena y se puso a llorar” Él la abrazo,
se dieron un beso, largo, luego, beso la mano y la argolla que ella llevaba y
le mostró que en su argolla también decía lo mismo que en la de ella. “Fernando
y Mary An y una fecha"
Mary An se levantó y salió del
club, para nunca más volver.
Días después, me entrego su diario y aunque
escribí mucho todavía estando ella con nosotros, nunca lo vio. La víspera de su
viaje pasamos juntas, hablando de su
vida y sus proyectos y al día siguiente, fuimos a dejarla al aeropuerto.
Fernando estaba allí. Pero no se
acercaron. Cuando Mary An terminó el recorrido del túnel de acceso al avión y llego a el, miro a lo lejos y con la mano le dijo adiós. Solo se oyó, un: ¡Oh no! Fernando, quiso pasar y no se lo
permitieron. Ya estaban cerrando la puerta del avión.
Desde entonces, nunca más se volvió
a saber de Fernando. Dicen… Que se fue. Que vaga por el mundo, buscando a su
amor. Mientras ella, Mary An, ejerce su profesión y vive sola con sus
recuerdos, sus sueños, lejos muy lejos de su Ciudad, donde nunca volvió.
Ahora, nosotros sus amigos queremos verlos juntos. Por ello,
publico el DIARIO DE MARY AN. Una mujer única y valiosa y queremos, que
Fernando descubra donde esta ella y la encuentre. En otro encuentro
inolvidable… Único… Definitivo…
Fin del Diario de Mary An.
Eva
Domingo 1 de Diciembre de 2013
Derechos de Autor Reservados