“RECUERDOS DE FAMILIA”
CENTENARIO
DEL NACIMIENTO DE
ELADIO
ESCOBAR ESCOBAR
*MAYO
29 DE. 1896 + ENERO 19 DE 1978
SANTAFÉ
DE BOGOTÁ, D.C.
“MAYO
29 DE 1996”
“ENCUENTRO
FAMILIAR”
Eladio Escobar Escobar nació en el
hogar formado por EL Doctor César Octavio
Escobar García de la Madrid y su prima hermana Eloísa Escobar D’ Tore Martínez
de Requejo. El 29 de mayo de 1896 en la Hacienda de sus padres “El Silencio” en
Amaga (Antioquia). Todos sus estudios
los efectuó en Medellín y viajo por el mundo buscando acentuar y afianzar sus
conocimientos.
Se casó el 24 de febrero de 1924 en Medellín, en la Iglesia de Nuestra
Señora de los Dolores (Parroquia de Robledo) con Eva Sierra Ochoa y tuvieron
cuatro hijos, que son: César Octavio, Elena, Francisco y Eva Margarita. Su
descendencia actual es de quince nietos, veintiséis bisnietos y cuatro
tataranietos.
Fue un hombre de muchas facetas
en su carácter y en su vida. Como humano, tenía grandes cualidades y también,
defectos, pero siempre su gran corazón dominaba su temperamento y él mismo, sin
hacer alarde sus grandes virtudes morales, corregía sus errores. Su mundo interior,
era profundo. De grandes tristezas, grandes alegrías y un desprecio total a la
vanidad del mundo. Se sentía orgulloso de ser quien era y en el camino de su
vida gozó de la opulencia y compartió sus bienes con todo aquél que lo
necesitaba. Supo también, de las privaciones, de la angustia, de la lucha
diaria.
Era solitario, dulce, romántico y soñador.
Fuerte, valiente, pero sabía del perdón y del olvido. No creía en la adulación
y dudaba de la sinceridad de la gente. De gran inteligencia, pero nunca hizo
alarde de ella, menospreciando tal vez, una virtud dada por Dios, al que él
adoraba y en que él, sólo creía.
Falleció en Bogotá el 19 de Enero de 1978.
Su esposa, nuestra madre, lo amo, lo adoro, hasta el momento de reunirse con él para siempre y creo. Estoy segura… Lo sigue
amando en la eternidad.
Cada uno de sus hijos tiene un recuerdo distinto de él, porque a cada
uno le tocó compartir una época diferente de la vida de su padre. Pero creo que
todos estamos de acuerdo en lo bueno que fue como esposo, padre, hijo, hermano
y como ciudadano ejemplar. Siempre honesto, honrado, responsable, dispuesto a
ayudar a los demás. Siempre… Brindando, dando, algo de sí mismo.
No fue perfecto, pero no es el momento de resaltar sus defectos. Todos
nosotros tenemos mucho de él, para bien o para mal. Cada hijo es el reflejo de
sus enseñanzas y llevamos en nuestros corazones, un recuerdo grato y amoroso,
que ha marcado nuestras vidas.
Y el vació, que aún hoy, sentimos de su ausencia y la usencia también,
de nuestra madre, que pronto partió para estar con él, como ella decía: Para
siempre…
Depende de nosotros rendirle un homenaje interior y personal en sus cien
años. Resaltando las virtudes que de él heredamos y luchando por ser mejores,
sin escudarnos, ni disculparnos, en los defectos recibidos. Sintámonos
orgullosos de ser su descendencia y no doblemos la rodilla ni bajemos la cabeza,
en ninguna situación en la que estemos o nos encontremos...
Su hija,
Eva
Eva
Margarita Escobar Sierra
Periodista
UN
RECUERDO DE MIS PADRES
A MI
ADORADA ESPOSA
¿Cómo
no he de quererte?
¿Si
donde quiera que vaya
Marchas
siempre conmigo?
¿Cómo
no he de quererte?
¿Si
en tu entraña fecunda
Anidaron
mis hijos?
¿Si
en tus pechos tatuados
Están
tu alma y la mía.
La
virtud, siempre tuya
,
Y
de mí, sus desvíos?
¿Cómo
no he de quererte?
¡Si
eres toda mi vida!
¿Si
donde quiera que vaya,
Marchas
siempre conmigo?
¿Si
siempre, a mi lado,
Cicatrizas
mi herida?
¿Cómo
no he de quererte?
¡Si
eres, toda mi vida!
Eladio Escobar Escobar,
Medellín, Diciembre 4 de 1974.
(Autorretrato)
De Eladio Escobar Escobar
Soy
un pobre vencido con el pecho rasgado.
Soy
errante viajero que el desierto cruzó;
El
desierto del mundo. El desierto ignorado
En
el cual la esperanza postrimera quedó.
Amé
mucho y tan sólo recibí decepciones.
Quise
al mundo y el mundo, me negó hasta el amor
Llevo
el alma cual cendal en jirones,
Llevo
el alma marchita como pálida flor.
Ha
estampado su beso en mi frente el destino.
Al
dolor me ha vendido cual a Cristo el Traidor.
Sólo
abrojos ostenta mi escarpado camino,
Sólo
espinas encuentro en su duro rigor.
En
lo grande del mundo yo cifré mi conquista
Pero
sólo miseria y vanidad encontré.
Quise
al mundo y el mundo me volvió pesimista.
Vagué
en pos de esperanzas y hasta el llanto partió.
Soy
el búho que busca en el ciprés su nido.
Soy
águila que busca las cimas del peñón;
Me
gustan los bohemios. Las tumbas y el olvido.
Me
gusta lo que viene del triste corazón.
A
veces. Pensativo en noches de desvelo
Mirando
de los astros el pálido fulgor.
Busco
en la luna el místico consuelo
Que
alivia los tormentos de mi tenaz dolor.
Me
gustan las tinieblas porque su negro manto
Oculta
las caricias. El llanto y el pesar;
Entre
sus negros pliegues esconde el triste llanto
Que
me hace el desengaño, a veces derramar.
Pero odio los placeres que envidian los
humanos
Profeso
un odio acerbo para esta humanidad;
Me
gustan los misterios. Me gustan los arcanos
Pero
odio lo que el sabio llamó la vanidad.
¡Mundanos!
Yo no quiero que en mi desierta fosa
Con
tus mentidos duelos llegues a profanar;
Vosotros
por la espina dais la fragante rosa
Y
porque el mundo os vea llegáis hasta llorar.
No
quiero que mi frente ante otra se sonroje
Pidiéndole
una gracia. Buscando algún favor.
No
quiero que a mi rostro alguna vez se arroje
La
escupa del desprecio. Robándome el honor.
Qué
Importa que los hombree me digan que soy loco.
Qué
Importa que me digan que austero me volví;
El
desprecio del mundo me importa a mí tan poco
Desde
que la esperanza dejar yo, resolví.
No
tengo en esta vida sino mi madre amada
Que
llora cuando lloro. Que gime al yo gemir;
A
ella está mi vida por siempre aprisionada
Porque
ella solamente sufre con mí sufrir.
Tú
solamente. ¡Oh! esposa idolatrada.
Acércate a mi fosa
Y rezan
tus plegarias. Coloca alguna flor.
Porque
la flor que pone la esposa
Y
la madre, temblorosas,
No
es flor de los vergeles. Sino flor de su amor.
Eladio Escobar Escobar.
Medellín, Mayo 29 de 1944.