Buhardilla

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miércoles, 12 de septiembre de 2012

RECUERDOS DE FAMILIA


“RECUERDOS DE FAMILIA” 





CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE
ELADIO ESCOBAR ESCOBAR

*MAYO 29 DE. 1896  + ENERO 19 DE 1978

SANTAFÉ DE BOGOTÁ, D.C.

“MAYO 29 DE 1996”
“ENCUENTRO FAMILIAR”


Eladio Escobar Escobar nació en el hogar formado por EL Doctor  César Octavio Escobar García de la Madrid y su prima hermana Eloísa Escobar D’ Tore Martínez de Requejo. El 29 de mayo de 1896 en la Hacienda de sus padres “El Silencio” en Amaga  (Antioquia). Todos sus estudios los efectuó en Medellín y viajo por el mundo buscando acentuar y afianzar sus conocimientos.

   Se casó el 24 de febrero de 1924 en Medellín, en la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores (Parroquia de Robledo) con Eva Sierra Ochoa y tuvieron cuatro hijos, que son: César Octavio, Elena, Francisco y Eva Margarita. Su descendencia actual es de quince nietos, veintiséis bisnietos y cuatro tataranietos.

   Fue un hombre de muchas facetas en su carácter y en su vida. Como humano, tenía grandes cualidades y también, defectos, pero siempre su gran corazón dominaba su temperamento y él mismo, sin hacer alarde sus grandes virtudes morales, corregía sus errores. Su mundo interior, era profundo. De grandes tristezas, grandes alegrías y un desprecio total a la vanidad del mundo. Se sentía orgulloso de ser quien era y en el camino de su vida gozó de la opulencia y compartió sus bienes con todo aquél que lo necesitaba. Supo también, de las privaciones, de la angustia, de la lucha diaria.

   Era solitario, dulce, romántico y soñador. Fuerte, valiente, pero sabía del perdón y del olvido. No creía en la adulación y dudaba de la sinceridad de la gente. De gran inteligencia, pero nunca hizo alarde de ella, menospreciando tal vez, una virtud dada por Dios, al que él adoraba y en que él, sólo creía.

 Falleció en Bogotá el 19 de Enero de 1978.

  Su esposa, nuestra madre, lo amo, lo adoro, hasta el momento de reunirse con él  para siempre y creo. Estoy segura… Lo sigue amando en la eternidad.  

   Cada uno de sus hijos tiene un recuerdo distinto de él, porque a cada uno le tocó compartir una época diferente de la vida de su padre. Pero creo que todos estamos de acuerdo en lo bueno que fue como esposo, padre, hijo, hermano y como ciudadano ejemplar. Siempre honesto, honrado, responsable, dispuesto a ayudar a los demás. Siempre… Brindando, dando, algo de sí mismo.

   No fue perfecto, pero no es el momento de resaltar sus defectos. Todos nosotros tenemos mucho de él, para bien o para mal. Cada hijo es el reflejo de sus enseñanzas y llevamos en nuestros corazones, un recuerdo grato y amoroso, que ha marcado nuestras vidas.

   Y el vació, que aún hoy, sentimos de su ausencia y la usencia también, de nuestra madre, que pronto partió para estar con él, como ella decía: Para siempre…

    Depende de nosotros rendirle un homenaje interior y personal en sus cien años. Resaltando las virtudes que de él heredamos y luchando por ser mejores, sin escudarnos, ni disculparnos, en los defectos recibidos. Sintámonos orgullosos de ser su descendencia y no doblemos la rodilla ni bajemos la cabeza, en ninguna situación en la que estemos o nos encontremos...

Su hija,
                
                    Eva
             Eva Margarita Escobar Sierra
                   Periodista







UN RECUERDO DE MIS PADRES 




A MI ADORADA ESPOSA


¿Cómo no he de quererte?

¿Si donde quiera que vaya

Marchas siempre conmigo?


¿Cómo no he de quererte?

¿Si en tu entraña fecunda

Anidaron mis hijos? 


¿Si en tus pechos tatuados

Están tu alma y la mía.

La virtud, siempre tuya
,
Y de mí, sus desvíos?


¿Cómo no he de quererte?

¡Si eres toda mi vida!

¿Si donde quiera que vaya,

Marchas siempre conmigo?



¿Si siempre, a mi lado,

Cicatrizas mi herida?

¿Cómo no he de quererte?

¡Si eres, toda mi vida!


Eladio Escobar Escobar, 
                                                                
                                                                     
                                                            Medellín, Diciembre 4 de 1974.






(Autorretrato)




De Eladio Escobar Escobar


Soy un pobre vencido con el pecho rasgado.
Soy errante viajero que el desierto cruzó;
El desierto del mundo. El desierto ignorado
En el cual la esperanza postrimera quedó.
Amé mucho y tan sólo recibí decepciones.
Quise al mundo y el mundo, me negó hasta el amor
Llevo el alma cual cendal en jirones,
Llevo el alma marchita como pálida flor.
Ha estampado su beso en mi frente el destino.
Al dolor me ha vendido cual a Cristo el Traidor.
Sólo abrojos ostenta mi escarpado camino,
Sólo espinas encuentro en su duro rigor.
En lo grande del mundo yo cifré mi conquista
Pero sólo miseria y vanidad encontré.
Quise al mundo y el mundo me volvió pesimista.
Vagué en pos de esperanzas y hasta el llanto partió.
Soy el búho que busca en el ciprés su nido.
Soy águila que busca las cimas del peñón;
Me gustan los bohemios. Las tumbas y el olvido.
Me gusta lo que viene del triste corazón.
A veces. Pensativo en noches de desvelo
Mirando de los astros el pálido fulgor.
Busco en  la luna el místico consuelo
Que alivia los tormentos de mi tenaz dolor.
Me gustan las tinieblas porque su negro manto
Oculta las caricias. El llanto y el pesar;
Entre sus negros pliegues esconde el triste llanto
Que me hace el desengaño, a veces derramar.
 Pero odio los placeres que envidian los humanos
Profeso un odio acerbo para esta humanidad;
Me gustan los misterios. Me gustan los arcanos
Pero odio lo que el sabio llamó la vanidad.
¡Mundanos! Yo no quiero que en mi desierta fosa
Con tus mentidos duelos llegues a profanar;
Vosotros por la espina dais la fragante rosa
Y porque el mundo os vea llegáis hasta llorar.
No quiero que mi frente ante otra se sonroje
Pidiéndole una gracia. Buscando algún favor.
No quiero que a mi rostro alguna vez se arroje
La escupa del desprecio. Robándome el honor.
Qué Importa que los hombree me digan que soy loco.
Qué Importa que me digan que austero me volví;
El desprecio del mundo me importa a mí tan poco
Desde que la esperanza dejar yo, resolví.
No tengo en esta vida sino mi madre amada
Que llora cuando lloro. Que gime al yo gemir;
A ella está mi vida por siempre aprisionada
Porque ella solamente sufre con mí sufrir.
Tú solamente. ¡Oh! esposa idolatrada.  Acércate a mi fosa
Y rezan tus plegarias. Coloca alguna flor.
Porque la flor que pone la esposa
Y la madre, temblorosas,
No es flor de los vergeles. Sino flor de su amor.

Eladio Escobar Escobar.  
                                                                                           
                                                                              Medellín, Mayo 29 de 1944. 

1 comentario:

  1. Recuerdo y homenaje a mi abuelito, uno de los seres más extraordinarios que conocí, que bueno saber que en el cielo nos abrazaremos de nuevo. Se lo dije en vida y lo reitero hoy te quise muchísimo y siempre formaras parte de mis recuerdos gratos, gracias por haber sido parte de mi vida. VAMOS PARA ADELANTE! uno de tus nietos pero sin dudas el que mas te amo. Darío Alberto Posada Escobar

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